Día de las Jefecitas: No siempre la
inspiración es lo que cuenta.
Por Manuel Aguilar Caloca
“No siempre la inspiración es lo que
cuenta”, fue lo primero que se me vino a la mente cuando nada se me ocurría
para colaborar en este blog y establecer comunicación con ustedes, estimados
miembros de la Comunidad AS MEDIA.
Quizás, fue la premura por no dejar en
blanco un espacio que nuestras redes sociales exige para compartir nuestras
ideas y conocernos mejor, lo que me hizo ponerme a dar de “teclazos” y no pude
más que recurrir a esa chispa de “no inspiración” para inspirarme y no quedarme
sin no decir que no tenía qué decir.
Háyame explicado o no, deseo reiterar mi
gusto por estar entre ustedes, conviviendo, compartiendo y aprendiendo. AS
MEDIA ha significado un cambio radical en mi vida y debo decir que, ahora, esa
alegría se hace mayor al poder expresar lo que pienso en este ámbito juvenil y
universitario, lo que alguna vez –hace algunos cuantos ayeres– viví en carne
propia.
Y, si a inspiraciones vamos, son estos
días cercanos al 10 de mayo (tanto antes como después) los que siempre me hacen
pensar, escribir o discutir sobre el porqué dedicar a una sola fecha la
devoción, el cariño, el reconocimiento, el esfuerzo por adquirir un regalo o
elaborarlo, por llevar flores o serenatas, por recitar la viejísima “Mamá, soy
Paquito. No haré travesuras” y un gran etcétera o muchos “etc.s” seguidos.
Obvio, me refiero a eso de que todos los
días deberían ser Día de la Madre, pero yo siempre digo que igual todas las
fechas deben hacer rebosar en nuestros corazones, ánimos y entrega y no sólo la
que nos dictan los calendarios y, sobre todo, los comerciantes y los medios de
comunicación que alquilan para ordenarnos qué comprar y dictarnos cómo festejar
a las jefecitas, a los niños, al padre, al abuelo (día absurdo y tergiversado
porque antes era Día del Anciano), la Navidad, a los maestros (bueno, a ésos sí
un poco con más énfasis), a las secretarias, los albañiles, los barrenderos, a
la patria, al taco (bendito sea Dios que desapareció), al compadre…
Sé que muchísimos de nosotros lo hacemos
de todo corazón cuando se trata de agasajar a la propia mamá, a la abuela, la
tía, la hermana, la amiga, la vecina, la profesionista, la compañera de trabajo,
la alumna y toda aquella mujer que desempeña el rol de madre, pero qué
“desvirtuadota” le dan comerciantes y anunciantes (a su vez comerciantes muchas
veces más voraces) a un acto que implica nobleza, cariño, agradecimiento y, en
una sola palabra, amor.
Y así, le dan en la torre a otras fechas
significativas que pierden ese candor o esa relevancia en nuestro transcurrir
por la vida.
Yo, desde hace años, trato de pensar y
vivir como si todos los días fueran de la Madre, del Niño, del Padre, de la
Bandera, Navidad, Hannuka, Ramadán, Yom Kipur, Año Nuevo nuestro, chino o
judío, Día de la Tierra, 15 y/o 16 de septiembre, nacimiento de Benito Juárez,
Napoleón, Darth Vader o Matt Groening… Ciertamente, guardo discreción porque me
vería como un loco todo el tiempo festejando, abrazando a medio mundo,
guardando solemnes minutos de silencio o de aplausos y ni me alcanzaría el
billete para estar compre y compre regalitos y gastando a lo absurdo. Todo
estos actos y muchos más se los dejamos a los políticos que así viven y joden
todos los días de su vida o por lo menos de sus periodos “abrazando el hueso”
(como decían los antiguos, bueno, los más antiguos que yo).
Ya me contarán cómo les fue de Madres,
bueno, de 10 de mayo, o me dirán qué tanto rollo les provocó. Agradezco a la
Comunidad AS MEDIA este espacio en el que me hice mi propia bienvenida, pero,
realmente, por permitir comunicarme de este modo con ustedes.
Y recuerden: Platicar, trabajar y pensar
entre amigos es mucho mejor.
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